sábado, 14 de junio de 2008

Gallo negro, gallo blanco

Medio día; el sol pega fuerte sobre el piso y sobre el mundo, trato de evitarlo... camino lento con la cabeza gacha por la franja oscura que me separa del sol. El Terminal terrestre no es precisamente el mejor lugar para pasear, hay que esquivar las grandes mochilas, canastos y bolsos que deambulan junto a su viajero, a los vendedores ambulantes y al sospechoso que te ofrece la última “canon” de algún gringo despistado. También está el fanático religioso que sin contemplaciones te pone a la “virgencita” en la cara. Hay que hacerse a un lado: del sol y de la gente.
Tenía hambre y sin ganas buscaba donde almorzar, mientras me decidía donde entrar, hacía oídos sordos a los anuncios de comida gritados por los saloneros que con carta en mano salen al encuentro de cualquier transeúnte hambriento.

Una pequeña multitud llama mi atención, algo miraban con interés en un kiosco de discos piratas. Mientras me acercaba, las notas conocidas de una vieja canción me iban envolviendo, a cada paso me llegaban con más fuerza. Pude reconocerla, se trataba de Eye of the Tiger de Survivor, popularizada en Rocky III,esa canción siempre me resultó, -por decirlo de algún modo- alentadora, no sé exactamente por qué, pero supongo que el hecho de haberla escuchado en un momento de mi vida en que sólo quería vestirme de negro y hacerme un tatuaje, algo tendrá que ver. Ahora no quiero vestirme de negro, y menos con este sol. Nunca me hice el tatuaje, creo que por indecisión, y es que solo imaginar estar pegado a algo o alguien el resto de mis días me produce cierto desarreglo emocional.
Me encontré balbuceando la canción, mí encorvada figura se irguió y avanzaba decidido hacia la concurrencia, podía ver sus rostros, el brillo de la pantalla en ellos...

Saltaban furiosos, adivinaba el dolor y la rabia, me provocaba cerrar los ojos pero no lo hacía, al contrario, estaba fascinado con el espectáculo. Imágenes burdas de una cámara casera me mostraban a dos gallos, y cuando digo gallo, no me refiero al jactancioso y engreído individuo que se da de “muy gallo”, sino simplemente al ave macho de la gallina, en combate a muerte contra otra ave macho de gallina. Siempre había oído hablar sobre estas peleas, pero nunca me interesé. Ahora la miro y no puedo dejar de hacerlo. Uno de ellos, (el negro) saltaba rabioso sobre el otro (el blanco) desgarrando piel y plumas. No entendía por qué no paraban la pelea; era evidente que el gallo negro estaba dándole una paliza al blanco; éste a duras penas podía incorporarse y amagar unos picotazos. Se confirmaron mis sospechas: los negros son mejores peleadores que los blancos, sean de la especie que sean. Solo la música a todo volumen de Rocky III me decía lo contrario. Cuando estaba a punto de vencer el morbo que me mantenía boquiabierto ante la pantalla, en un movimiento incomprensible para mi condición de fisgón implume, el gallo blanco deja sin reacción al negro, aniquilándolo por completo ante mi afónico asombro.

Casi confundido dejo los gallos, su música y su kiosco, sin darme cuenta había dejado también esa confortable sombra. Me dirijo directamente hacia el primer salón de comidas que avisté. Ya adentro, la ventana blanca me dice que el sol lo está quemando todo. Me traen la carta, leo los precios y sin más preámbulo digo: un seco de pollo por favor.

3 comentarios:

JFM dijo...

Te pasaste, compañero!! Muy buena nota. Me encantó el razonamiento acerca del tatuaje y el estar pegado a lago el resto de tu vida.

Anónimo dijo...

Me encanta ver aquello q puede ser un trayecto común(el terminal terrestre) y una actividad ordinaria (la hora de almorzar) no te deja indiferente y puedas escribir algo tan simpatico..Tienes una buenisimo don y capacidad para unir varios elementos y transportarlos de una manera muy entretenida..y de ley la canciòn de Rocky III ..jajaja
Oye cuando escribes algo sobre "LAS CAUSAS" q te produce ese "CIERTO DESARREGLO EMOCIONAL" ???

aleja dijo...

Está súper bien el estilo de crónica, atrapa bastante y como que uno se siente identificado con el que va caminando. Me gustó