martes, 23 de junio de 2009
Usuaria desalmada
Estimado señor usuario de la ecovía:
Cuando vea una mujer embarazada, cuando vea un anciano patojeando entre el sarandeo de la gente, cuando vea una madre con más de dos criaturas colgadas, haga el favor de ceder su asiento. Si es hombre y viene cansado de ocho horas de trabajo en una contrucción o frente a un computador, igual ceda el asiento. No querrá llegar a viejo y que a pesar de todos sus acahques tener que ir parado en el buen servicio de la Ecovía. No querrá que a su mujer con una panza de seis meses, le toque ir parada en el buen servicio de la Ecovía. Y si es mujer, así tenga tacos, haga el favor de ceder el asiento. No le vaya a pasar que cuando usted esté embarazada le hagan lo mismo, en el buen servicio de la Ecovía. Como algunos sabemos el karma siempre regresa. Y eso es lo que le va a pasar a una señorita que iba en la buena ecovía contando a voz en cuello (por suerte iba parada sufriendo los maltratos de cada curva) que por error había contratado a una mujer embarazada y que ahora su jefe le estaba llamando la atención. Su argumento consistía en que la mujer había mentido al no decir nada de su embarazo durante la entrevista y que omitir era mentir. Yo me pregunto por qué le va a contar tal cosa a esta fulana si ni la conoce y si lo hacía no la contrataban. Encima, la fulana alegaba que ya le había hecho el contrato y que por todas partes la maldita ley la protegía, y por eso no la podía votar por mentirosa. Además, pobre empresa tenía que darle uniforme y como iba a crecer tanto, le advirtieron que no lo podía dañar, ¡con lo cara que está la vida ahora, sería el colmo que lo deformase! Peor añadirle alguna tela o ampliarlo; eso sería dañar la imagen de la institución. La embarazada avergonzada aludió que podía dejar un reemplazo durante los meses de lactancia, pero la malvada usuaria de la ecovía le respondió que cómo iba a confiar en ella o en cuaquier amiga suya, si ya había mentido y había el riesgo de que la otra también traiga un guagua adentro. Es más no necesitaban un reemplazo porque la futura madre ya estaba despedida una vez que se cumpliese el período de lactancia. Señor usuario, le recomendamos ceder el puesto a las embarazadas, viejos y discapacitados y demás personas que necesiten más que usted el asiento. A esta malvada usuaria, por no respetar a un asncino que le pidió permiso, le sucedió algo horrible: se quedó embarazada, luego tuvo un accidente y quedó patoja. Ya tiene dos niños y camina de lado por las calles. En los buses, nadie se comide en darle el asiento porque TODOS escuchamos, la triste historia de la empleada embarazada y la usuaria desalmada. Además, perdió su trabajo porque ahí no les gustan las embarazadas y ahora vive bajo un puente.
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