viernes, 19 de diciembre de 2008

¿Calidad o Cantidad?







“En Guayaquil está el software y en Quito el hardware”, fue la conclusión a la que llegó Gerardo Mosquera (crítico y curador cubano) al ver la exposición de X Andrade (antropólogo y artista ecuatoriano) sobre el arte que se desarrolla en Guayaquil, mejor dicho, en el ITAE, instituto del que X Andrade es profesor. El comentario fue emitido en torno a la exposición “Otro arte” que se exhibe en Quito.


Nadie respondió, pasmados nos quedamos luego de escuchar a Mosquera. Me pregunté, dónde se quedó ese orgullo del que tanto se jacta Quito como “capital cultural”? Era evidente. Todos estaban de acuerdo, todos habíamos escondido mojigatamente esa verdad durante mucho tiempo. Se produce, hay museos, exposiciones, música, danza, teatro, cine, etc. Si nos remitimos a las palabras de Mosquera; solo es cantidad y nada de calidad. Y es que todas estas manifestaciones están cobijadas por el cálido manto de la Institución, solo es arte institucionalizado, acomodado y moderado. El municipio y su “desinteresado apoyo a la cultura” gestiona, apoya y promueve eventos culturales como reinas de Quito, eventos que tienen calificación A; aptos para todo público. No es que esté en contra de que un niño con su trajecito de spiderman vaya acompañado de su papá con camiseta de la liga en un paseo dominical por los palacetes municipales, (de hecho una de mis acomodadas obras se expone en el centro cultural Itchimbía) Pero querer clasificar, ordenar e institucionalizarlo todo para “culturizar” a la comunidad es darle circo al pueblo. Eventos que en su origen fueron irreverentes como Al Zur-ich o el Quitu Raymi terminan siendo fiesta popular con banda de pueblo y canelazo.

Se supone que en Guayaquil es diferente. Debido que a la institución municipal poco o nada le importa la “cultura”, las manifestaciones artísticas resultan contestatarias, irreverentes y políticamente “incorrectas”, es decir, espontáneas. Ése es el arte que el ITAE produce, al menos así lo dio a entender X Andrade, un arte producto de la investigación sociológica y antropológica, un arte que no se aísla de su contexto, un arte que mira a la ciudad, cuyo lienzo son sus calles y su color las ideas.

Fuera del ITAE culturalmente siempre vi a Guayaquil como una ciudad extremadamente conservadora, dispuesta a erigir monumentos a León Fébres Cordero a manera de ídolo santificado, y hacer penitencia pública por cualquier derrota del Barcelona, pero al mismo tiempo una ciudad con el candor de un niño que está atenta y asimila cualquier chirriante suceso que la moda imponga.
Entonces ¿el ITAE representa a Guayaquil?, o tan solo es la visión crítica de una sola escuela que al parecer tiene cierta “fijación” con la “Renovación Urbana” de la ciudad. (Es verdad que alguna voz tenía que levantarse, y qué mejor que sea la de los artistas, ante tal derroche en cosmética urbana para propaganda social-cristiana, pero también es verdad que Guayaquil no solo es el Malecón.) Una escuela, en la que al parecer se mantiene una productiva y rigurosa competencia intelectual, pero su investigación antropológica, su acercamiento a la ciudad, sus intervenciones en ésta me parecen postizas y falsas.
Al ver la reacción del público, del hombre de a pie ante algunas obras del ITAE se delata la falta de interés del artista hacia el ciudadano común. Y es que su receptor, su público no está en las calles como parecería, sino en las aulas de su propia escuela, son sus compañeros con quienes compite y son sus profesores con quienes se prueba. No son los ciudadanos de Guayaquil.
Como extraterrestres observan desde las alturas la ciudad, luego se infiltran entre sus habitantes, se confunden con ellos y toman muestras. Después regresan a su escuela, a su nave nodriza y hacen arte.

Éste instituto es solo una parte de Guayaquil, de una ciudad fragmentada, contrastada y compleja. Como lo es también Quito, en la que las partes no pueden representar el todo.
Es con esa variedad y complejidad con la que me quedo, con el canelazo y la banda de pueblo, con las reinitas y los extraterrestres. Es decir, con la cantidad.
Fotos: cortesia Mayra Avila

1 comentario:

Andrés Valarezo Quevedo dijo...

Si se crean centros de arte, tienen que ser centros de arte de verdad.

Entonces ¿qué es el arte?
Además de las definificiones que se puede dar, arte es la manifestación del pensamiento humano.

Por ende, los centros de arte tienen que mostrar las manifestaciones de los pensamientos de los seres humanos y en especial mostrarse localista, exponiendo lo que genera su propia ciudad y sin duda, ayudar a producir, no solamente lo que se cuelga de la pared, sino todas sus manifestaciones en general.