jueves, 17 de julio de 2008

El número de Dios

Hay quienes necesitan conocerlo todo, conocer el origen, conocer el universo y para hacerlo su mejor aliada es la matemática. 3,1415926... “Fe en el caos” (1998) de Darren Aronofsky nos cuenta la historia de uno de ellos, quien está convencido que el universo que nos rodea está hecho de números. Sus investigaciones, desarrolladas en la soledad y el anonimato de un paranoico, pertenecen al mundo de lo intangible, de lo abstracto y virtual de los números. Estos lo llevarán a encontrarse con problemas más mundanos...
La complejidad del tema tratado por la película solo pudo abordarse por medio de símbolos, los mismos que reiteradamente aparecen en el film, dándonos ciertas pautas que nos ayudan a apreciar una obra que roza lo surrealista:

En blanco y negro. La película realizada en blanco y negro nos insinúa el aspecto esencial de la misma: los polos opuestos de la condición humana.
La necesidad de conocer la luz, la verdad, de descifrar el sentido de la existencia, de rozar ese destello de absoluto… En contraposición: por su propia condición el hombre nunca podrá acercarse siquiera un poco a esa verdad absoluta. Entonces se sabe insignificante, sumido en la ignorancia, encerrado en la oscuridad de una existencia limitada e indescifrable.
La película se desarrolla en ese marco simbólico, así como el espíritu humano se debate oscilando entre el bien y el mal, entre la luz y la oscuridad, entre lo material y lo espiritual (estos dos aspectos, caracterizados por los representantes del comercio y la religión que en el film hostigan al matemático), entre lo blanco y lo negro.

La hormiga. Representa al hombre en toda su condición de animal pequeño, empecinado en su trabajo, que no se rinde, que continúa, que avanza; a pesar de encontrarse en un mundo que no entiende, que lo supera, que lo sobrepasa. No importa cuanto trabaje, la “naturaleza” puede eliminarlo de manera tan fácil como aplastar con un dedo a una hormiga.

El árbol. Representa la tentación del conocimiento, se lo muestra siempre cerca de la luz, a un paso de ella; hay que elevar la vista para ver el árbol y hay que elevar la vista para ver la luz. Es ese árbol de la mitología cristiana, el del fruto prohibido, es el árbol de la sabiduría. Una ves que el hombre prueba su fruto, toma con-ciencia. Es expulsado de ese paraíso, de esa felicidad: esa confortable oscuridad que solo la ignorancia puede brindarnos.

El cerebro. Es el medio, el instrumento del hombre, su propio espíritu. Es por él que se puede llegar a la luz, al conocimiento. También es él quien nos hace caer en cuenta de nuestra limitación. Es por él que somos concientes de nosotros mismos, de nuestra condición, gracias a él sabemos que dejamos atrás el paraíso y por él nos sabemos infelices. Hay una escena en la película en que se lo presiona con un lápiz (símbolo e instrumento de la técnica), entonces se aprecia un destello de luz; solo presionándolo se puede llegar al conocimiento. Es el hombre mismo, es la “materia gris” en el justo medio del blanco y del negro.

La espiral. Es el 3,1415926… es el infinito; el hombre querrá conocerlo, aprehenderlo, recorrerlo, es su necesidad, es su naturaleza, es su deseo.
Se presenta en todas las cosas, esta en todas partes, desde el humo del café hasta una constelación. Al mismo tiempo se encuentra cerca y lejos del hombre, fuera y dentro de él. Es Dios.

2 comentarios:

Marcelo Valladares dijo...

Los judios. la tenacidad de buscar sobrevivir con un objetivo ante la adversidad y la muerte.

El hombre sangrante en la estacion de tren. La espera de la llegada (¿de la muerte o de la vida?) y la perdida paulatina del empeño.

Licantropunk dijo...

Fantástica esta búsqueda que realizas de los símbolos que emergen de "Pi", una película sobre la alucinación del conocimiento: la verdad es una ilusión numérica, una serie de dígitos irrealizable. He conocido a algún matemático al que se le han fundido los plomos vagando entre problemas NP-completos. En algún momento de mi vida académica me aventuré por esos senderos: no hay satisfacción como la de encontrar el final de alguno de ellos.
Saludos y felicidades por el blog.